03 Mar El diseño consecuente como reactivador de la economía, charla de Sanserif Creatius en CIDIC
Es el momento de postular al diseño industrial como una solución a la crisis económica, y no es argumento baladí. El resultado de apostar por el diseño aplicado a la industria ya ha demostrado ser un revulsivo en otras épocas.
Lo fue en Estados Unidos cuando se inició la gran depresión económica. Cuando las personas -y las empresas- rehusaban gastar dinero, aparecieron productos irresistibles y llamativos que impulsaban la actitud a favor de la compra. Productos que aportaban soluciones y mejoraban procesos, lo que incidía en beneficio para el consumidor y también para el empresario.
Parece que se ha olvidado que los diseñadores industriales nacieron como profesión, tal y como los conocemos hoy, cuando las primeras máquinas con los mecanismos a la vista, provocaban constantes accidentes laborales. Y que, ante esta situación, algunos gobiernos promulgaron leyes para reglamentar la seguridad laboral, estableciendo la obligatoriedad, por ejemplo, de recubrir con un cárter los engranajes. De esa manera la configuración técnica de la máquina quedaba oculta por carrocerías, aspecto que se convirtió posteriormente en una característica dominante en los objetos de la civilización industrial. Esa medida fue obra de diseñadores. Y su resultado fue el incremento de la seguridad laboral y, paralelamente, de la reducción de los costes de producción.
Y todo ello, como demostró Peter Behrens preocupándose también por la fealdad de los objetos fabricados en serie y en general por la falta de voluntad de hacerlos atractivos para los consumidores. Eso sí, sin olvidar su utilidad.
Ésta no es la única razón por la que una apuesta decidida por el diseño puede aco®tar la recesión económica actual. Ésta se la debemos al economista Frédéric Bastiat. Y se puede resumir en que para saber si una medida es buena o mala, -efectiva y eficiente-, se deben mirar sus consecuencias a largo plazo para toda la población, y no sólo las que tienen lugar a corto plazo para una parte de la misma. Es lo que Bastiat denominó la falacia de la ventana rota.
La falacia consiste en pensar que un niño que rompe jugando el vidrio de una tienda está realizando una acción buena para la economía, pues el dueño de la misma deberá gastarse un dinero en reemplazarlo, dando empleo al cristalero, el cual a su vez con el dinero recibido dará empleo a otros, etc. Sin embargo, esa línea de pensamiento no tiene en cuenta que, de no haber tenido el cristal roto, el tendero hubiese gastado su dinero en otra cosa, con lo que al final habría servido para dar empleo a otros que, además, habrían producido cosas nuevas y no una reconstrucción de algo que ya había antes.
Como decía el propio Bastiat, así, el mal economista (póngase aquí mal diseño) persigue un beneficio inmediato que será seguido de un gran mal en el futuro, mientras que el verdadero economista (póngase aquí buen diseño) persigue un gran bien para el futuro, aun a riesgo de un pequeño mal presente.
Para comprender el efecto positivo en la economía de un diseño “meditado”, hay que comprender que en esta fábula realista no hay solamente dos personajes, sino tres. Uno, el tendero (póngase aquí consumidor), obligado por el destrozo a un disfrute en lugar de a dos. El otro, en la figura del Cristalero (póngase aquí productor) para el que el accidente beneficia a su industria.
El tercero es el otro industrial para el que el trabajo se ve reducido por la misma causa. Es este tercer personaje el que se deja siempre en la penumbra y que, personificando lo que no se ve, es un elemento necesario en el problema. Eso que no se ve en muchas ocasiones es el efecto de retorno económico de un diseño bien concebido. Un diseño en el que la estética y la función deben, a fecha de hoy, apoyarse en otro valor; el respeto medioambiental, en que se integra el ciclo completo, desde la producción y la distribución a la selección de materiales –naturales, reciclados, reutilizados, etc.-, sin olvidarnos de su reintegro en el sistema tras su primera vida útil para reducir el impacto ambiental.
Charla de Sanserif Creatius · Congreso Internacional de Diseño e Innovación de Catalunya