03 Mar Los partidos invisibles y los sondeos electorales
Pasan desapercibidos porque la prensa generalista los ignora al no tener representación institucional. Y eso, en cierta manera, les condena a no tener visibilidad y seguir sin poder alcanzar los votos necesarios para llegar a tener representantes en los parlamentos autonómicos.
O, al menos, eso es lo que ocurría antes. Estas navidades, un sondeo planteaba la posibilidad de que uno de esos micro-partidos, Poble Democràtic, obtuviese representación y se convirtiese en determinante para designar al nuevo alcalde de Valéncia, con tan sólo dos escaños en su poder.
Parecía una idea peregrina, máxime siendo el día de los Santos Inocentes, y el desprecio informativo que sufrió la noticia, e indirectamente los ciudadanos que votan estas opciones, que los hay y muchos. Lo destacable es que fijándose en las redes sociales y en el creciente apoyo y actividad de estas formaciones, no sería descabellado que las próximas elecciones tuvieran un Poble Democràtic como sorpresa inesperada que ni siquiera se contemplaba en los sondeos de las empresas de demoscopia y mucho menos en los medios y agencias, preocupados sólo por los partidos tradicionales.
A VOX se le consideraba una anécdota y las autonómicas andaluzas lo han convertido en clave para que el socialismo andaluz pierda por primera vez en la historia el gobierno de la Junta. Aquí, en nuestro territorio, el valencianismo político tuvo una fuerza similar a la de VOX en Andalucía hasta que fue fagocitado por el Partido Popular. Ahora, una vez realizada una larga travesía por el ostracismo político, y junto con el desmembramiento del PP local, ese espacio político puede ser clave para la configuración del nuevo Cap i Casal. Y quien sabe si del hemiciclo autonómico,
Los elementos más intransigentes, como García Sentandreu, han acabado en VOX, pero el ala moderada, los grupos con tendencias más progresistas que se disgregaron en un auténtico archipiélago de siglas han iniciado un proceso de concentración liderados por un grupo de jóvenes comprometidos que, bajo las siglas de Poble Democràtic, recibieron su bautismo de fuego en las pasadas elecciones. Y, ahora, con la lección aprendida buscan conformar una alternativa política integradora y cohesionadora que, si cuaja, puede suponer una sorpresa electoral, similar a la del partido de Santiago Abascal en las andaluzas.
La fragmentación del voto y la caía de las de expectativa de voto de las formaciones que se habían repartido históricamente los gobiernos abren un abanico de posibilidades mayor que el que permitió la llegada de Valencia en Comú a las instituciones. O la consolidación de propuestas como la de Ciudadanos o Compromís. Una realidad a la que se resisten los medios generalistas, pero que es cada vez más atractiva para la sociedad.
Una sociedad que ha cambiado y ya no es tan dependiente de los medios convencionales, especialmente de los periódicos, aunque estos no hayan cambiado su relación con los micro-partidos.
Hoy, es una inocentada, mañana puede ser una realidad. Lo de no escuchar a la ciudadanía no es patrimonio de los políticos, también lo es, al parecer, de los medios tradicionales.