La gastronomía que nunca dormía
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La gastronomía que nunca dormía

La gastronomía que nunca dormía

Cuando nos propusieron desarrollar la imagen de este espacio gastronómico, sólo había un punto de partida, que fuera ecléctico y se dirigiera tanto al turismo nacional como el internacional, dada su ubicación en el epicentro de la ciudad. Lo concebimos como un punto de encuentro de culturas, una especie de estación de paso internacional en la que se representaban elementos arquitectónicos e identificativos de las principales capitales del mundo, desde Tokío a Londres, pasando por Paris, Atenas o Sidney. Los pasaportes fueron el recurso integrador, mientras que el sol y la luna del logotipo nos hablaba del amplio rango de servicio y horario del espacio, con restaurante, zona de copas, barra, terraza y reservados que le permitían funcionar casi las 24 horas del día. Un proyecto pionero en la ciudad, cuya imagen marco el desarrollo de los negocios de alrededor y que hoy, perdura como terraza y espacio de encuentro.